Lo que nos queda palpita
en lo mismo que nos damos.
¡Darte, darte, darnos, darse!
No cerrar nunca las manos.
No se agotaran las dichas,
ni los besos, ni los años,
sino las cierras.
¿No sientes la gran riqueza de dar?
La vida
Nos la ganaremos siempre,
entregándome, entregándote.